Bebidas

La cerveza de Atapuerca

La cerveza artesana Dolina es todo un descubrimiento gustativo.

La receta de la cerveza no es ya ningún secreto, pero la de una buena cerveza aún sigue siendo un misterio. Agua, malta de cebada, trigo, lúpulo y levadura pero, ¿cuál es el ingrediente secreto?. Algunos apuestan por el packaging, otros por los matices de sabor pero, sin duda, la creatividad es uno de los factores clave para su éxito.

¿Por qué no vincular la cerveza a uno de los descubrimientos más importantes de la historia?. De esta forma nace la cerveza Dolina, una bebida cuyo nombre hace referencia a la Gran Dolina, uno de los mayores yacimientos de la Sierra de Atapuerca, en Burgos. Fue allí donde se descubrieron hace unos años los restos humanos que revolucionarían a toda la comunidad científica internacional.

Los más curiosos pueden rascar la etiqueta de la cerveza Dolina mientras disfrutan de ella, para así descubrir qué oculta en su interior. La parte delantera de la botella muestra el cráneo del Homo heidelberguensis, el más completo y mejor conservado del mundo, mientas que la contraetiqueta cuenta brevemente su historia.

La cerveza Dolina es artesanal y está elaborada al estilo Kölsch -típico de la ciudad alemana de Colonia- lo cual implica una fermentación a altas temperaturas y que posteriormente la bebida madure a baja temperatura. Su sabor tiene toques afrutados y un agradable dulzor al final, que contrasta en el paladar con la amargura de la malta.

Es refrescante, ligera y novedosa. Su originalidad y su sutil estilo son dos de sus señas de identidad, porque los grandes descubrimientos hablan por sí solos, no necesitan presentaciones.