Es una cuvée de “assemblage” de distintos años, por ello, no tiene añada. Y dado que su tiraje se realiza con tapón de corcho recordando los inicios de la casa, resulta un cava peculiar. Así, a lo largo de una crianza de más de 30 meses, tiene una evolución que le otorga un bouquet especial, muy personal.
Reserva Real de Freixenet es distinto y clásico. No es una contradicción, es su peculiaridad. Por su larga crianza armoniza con todo tipo de platos contundentes, asados, carnes, guisos y pescados ahumados, así como con aperitivos, entrantes fríos o calientes y sopas.
Está elaborado con vinos de distintas añadas. Cada una de ellas aporta grandes cualidades. Cada una de ellas es precisa para el resultado final. No falta ninguna. Solo así se obtiene un color amarillo con reflejos paja. La burbuja es fina y abundante, formando una marcada corona.
En nariz presenta potentes aromas de crianza, dominando los tonos tostados suaves bien armonizados con aromas de frutos secos y sutiles notas frutales. Se encuentran fondos de pastelería, levadura.
En cuanto al paso de boca, se adivina elegante, vivo y con buena estructura. Predominan los gustos de larga crianza, pero la buena presencia de carbónico en boca y la suave acidez lo hacen ligeramente fresco. Una rara perla con la que brindar en estos días.
Precio, 25 euros.