Íbamos camino de la Calzada de los Gigantes, uno de los fenómenos geológicos más interesantes del mundo, no sin antes hacer un alto en la vieja destilería de Whisky de Bushmills. Sea como acqua vitae, uisce beatha -agua de vida en gaélico- o whisky -como lo conocemos hoy en día-, lo cierto es que sus orígenes despiertan una gran fascinación.
Ya en 1276, un colono llamado Sir Robert Savage de Ards se lo daba de beber a sus hombres antes del comienzo de la batalla contra los irlandeses. Unas centurias más tarde, en el año 1608, el rey Jaime I le concedió a Sir Thomas Phillips la licencia de destilación en el territorio de Rowte -condado de Antrim-, Irlanda. Por esta razón, Bushmills se considera la destilería de Whisky con licencia más antigua del mundo -fecha que va impresa en todas las etiquetas de la marca-.
Los Whiskies de Bushmills son de malta, de triple destilación y envejecidos en barricas de roble americano con diferente duración y técnica, lo cual le confiere a cada uno un olor y sabor únicos. La variedad se sirve con Bushmills Original, Bushmills Black Bush , Bushmills 10 Year Old Malt, Bushmills 16 Year Old Malt, Bushmills 21 Year Old Malt y Bushmills 1608.
La destilería de Bushmills incluye, además, una visita guiada en la que explican las distintas fases del proceso de destilación del whisky: maceración, fermentación, destilación, maduración, mezcla y embotellamiento. El recorrido termina en el bar con una degustación.