Tolva y Louise son una winemaker y una storyteller a las que la pandemia dio el tiempo suficiente para crear un proyecto sugerente y espirituoso; la historia comienza en la Rioja Alavesa porque es ahí, en la tierra vitivinícola de Labastida, donde nacen los vinos que son a su vez corazón, esencia y causa de este proyecto ¿qué proyecto? el que nos llevará a bebernos, con sumo placer, La Pena y La Culpa.
No es que las mujeres seamos culpables de nada ni mucho menos que resultemos penosas, es que somos conscientes, más de lo que lo son los hombres o al menos más de lo que lo eran hasta hace poco tiempo, de que la vida es una sucesión de elecciones y que cada elección que hacemos conlleva renuncias; a veces nuestras elecciones nos hacen felices pero a veces nos dejan un poco de pena por lo que hemos dejado pasar (eso que llaman el coste de oportunidad) e incluso de culpa porque nos descubrimos humanas en nuestros errores; visto así, la pena y la culpa son inherentes al mero hecho de vivir y saberlo nos reconcilia con nuestras elecciones y con nuestras renuncias, con nuestra pena y nuestra culpa, especialmente ahora que podemos bebérnoslas.
La Pena es un vino blanco de viñedos viejos y uvas malvasía, garnacha blanca, viura y tempranillo blanco; una edición limitada de 948 botellas numeradas; se trata de un vino envejecido durante 14 meses en barricas de roble 80% francés y 20% americano y reposado 6 meses en botella.
La Culpa por su parte es un tempranillo de altura de los viñedos ubicados en las faldas del monte Toloño; se trata de una edición limitada de 985 botellas numeradas; es un vino que ha reposado 5 meses en depósito y 4 meses en botella.
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