Lo bello nos seduce porque tiende a emocionarnos y por eso el arte no es más, en su acepción más elemental, que la belleza creada sin más fin que su pura existencia para nuestra emoción; y por eso nos queda todavía mucho arte por descubrir, porque son muchos los rincones del mundo en los que alguien con una idea y con sus manos convierte la realidad en arte.
Esa es la historia de Alhambra Reserva 1925, la de una pasión que permanece fiel a su esencia, la artesanía cervecera, y mantiene su color dorado oscuro, su cuerpo de 6,5 grados, su espuma cremosa y consistente y su punto de consumo ideal entre 4 y 6 grados de temperatura; son casi 90 años de existencia con reverencial respeto a su proceso de creación tanto en la propia cerveza como en su botella, que es símbolo inconfundible de la elegancia de esta bebida.
Hablar de una cerveza premium como Alhambra Reserva 1925 es evocar al arte más bello, como el de la propia Alhambra, antes de saborear una bebida que sorprende y encanta en cada una de sus notas de cata, en esa mezcla tan especial y tan única de la cerveza en la que lo dulce y lo amargo se dan el gusto y que, en Alhambra Reserva 1925, lo hacen en un punto de equilibrio que seduce incluso a los paladares más sibaritas.
Del arte de la Alhambra contenido en su nombre, pasamos al del vidrio soplado evocado en su botella y de ahí a la artesanía de los procesos naturales para llegar a la que es, sin lugar a dudas, una de las mejores cervezas que podemos llevar a nuestra mesa en Navidad; impensable no hacerlo sabiendo que no hay bebida que maride mejor con el arte de compartir que Alhambra Reserva 1925 y eso es lo que amamos de las fechas venideras, el mero hecho de compartirlas con la familia y los amigos, con la gente que ocupa un lugar esencial en nuestra vida y con la que no podrás brindar con más arte ni estilo que con una Alhambra Reserva 1925.
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Cervezas Alhambra recomienda el consumo responsable, 6,4º