De la pasarela a una botella. Ese era el reto del diseñador Miguel Palacio, un traslado de intenciones, un cambio de maniquí, una perspectiva diferente. Solo, en su estudio, frente a uno de los albariños más sugerentes de España y su distintivo continente azul cobalto, su oleaje y su velero, que solo navega cuando la temperatura del vino es perfecta para el descorche. Ese era el reto, y este, por fin, el resultado.
“En mis colecciones siempre está presente la búsqueda de volúmenes con drapeados y lazos -cuenta el modisto- Me gusta ver cómo el tejido envuelve, dando forma a la silueta”. Y así, cual brisa del Atlántico que acaricia las viñas emparradas de Mar de Frades en las faldas del Monte Valiñas (Galicia), esta botella se viste de dorado y negro rodeándose sutilmente del abrazo de una lazada sobre su etiqueta.
Esta nueva Edición Limitada, que toma el relevo a la realizada por la modelo y diseñadora Laura Ponte el pasado año, guarda en su interior un caldo muy especial. Se trata de la nueva añada Mar de Frades 2012, que celebra su 25 aniversario, y en la que se acentúan los toques salinos y minerales de un albariño emblemático.
El océano, atemperado por la Ría de Arosa, es el que marca su influencia en las uvas que contienen el néctar de Mar de Frades. Los cristales de granito del terreno, base de las parras que alejan el fruto de la humedad, le aportan su característico toque pétreo.
La nueva botella podrá disfrutarse a partir del 1 de noviembre en tiendas especializadas. Un refinado diseño prêt-à-porter para un vino que, ya de por sí, marca tendencia.
PVP: 14 euros.
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