Sí, enorme. Esa es la primera palabra que te surje de la mente según ves la primera vez las líneas y formas de la Yamaha Star Venture 2018. Enorme. Y la palabra te acompañará en tu acercamiento a ella, y no siempre en relación a sus dimensiones, y por supuesto, en ninguna de sus presencias esgrimida como una característica negativa.
De entrada, la Star Venture es tan enorme como las distancias que está destinada a recorrer. O sea, como cientos de kilómetros cada día durante muchos días. Enorme como la comodidad y el lujo que plantea para hacer esos kilómetros, enorme como su motor y las prestaciones que plantea, enorme como los accesorios y sistemas de ayuda que proporciona al conductor.
Exteriormente, la Yamaha Star Tourer tiene un indudable sabor americano, aunque matizado con un leve toque de modelo touring europeo. Su frontal es de una presencia indiscutible, poderosa, con esa línea de faros en la parte superior y las inequívocas entradas de aire en los laterales. Es poco probable que a la Star Tourer se le confunda con otra moto desde esa posición.
También es inconfundible su vista trasera, con el grupo óptico formando otra línea que abarca las maletas situadas a cada lado. Sin embargo, esa imagen se aligera un poco en el perfil lateral, dando una imagen más rutera, más dominable, en la que destaca la posición relativamente baja del asiento.
Sea como sea, la Yamaha Star Tourer es a todas luces una moto para que las largas distancias sean su hábitat natural. Sus 430 kg. por mucho que disponga, al igual que la Honda Goldwing -su competidora natural- de marcha atrás, no la hacen demasiado dispuesta para la el tráfico de la gran ciudad. Eso sí, seguro que allí atrapará todas las miradas y alguna más.
Pero la Star Tourer no vive de miradas, o no sólo de ellas. Su alimento es el asfalto de las carreteras, donde lucirá su motor V-Twin de 1.854 cc refrigerado por aire, su caja de cambios de 6 velocidades y su sistema de acelerador electrónico con control de velocidad de crucero. No se traslada, la Yamaha Star Tourer surca la carretera.
Y por supuesto, está el equipamiento. Algo a lo que también se puede calificar de enorme sin caer en ninguna exageracion. Desde un sistema de ayuda al aparcamiento a la presencia de calefacción en el respaldo del pasajero -además de en los asientos y en los puños-, pasando por la pantalla táctil en color del sistema de infoentretenimiento, equipo de audio -con sistema Dual Zone-, GPS, pantalla regulable, arranque inteligente...
En definitiva, algo que es enorme también: nuestro deseo de probar la Yamaha Star Tourer.
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