Motos

Yamaha MT-10. El lado oscuro

Yamaha se inventa la moto más oscura para iluminar las calles.

No es algo que se inventara George Lucas. Aquello del lado oscuro ya existía bastante antes de que las Galaxias entrarán en guerra y seguira existiendo si es que alguna vez dejan de estrenarse películas de la saga, cosa que parece lejana, visto lo visto. El lado oscuro está en cada uno de nosotros, como en Jekyll y Hyde. Salvo que en realidad no tiene que ser malo, sólo distinto, Atrevido, valiente, altivo. Alguien que seguramente podría aparecer a lomos de una Yamaha MT-10. Las siglas MT corresponden a las palabras "Master of Torque", la serie de Yamaha compuesta de motos de estilo naked pensadas para el mundo de autopistas urbanas, donde la potencia tiene que estar asociada a la agilidad y es necesario un punto de villanía bien entendida. Los chicos malos tienen derecho a pasarlo bien.

Y que mejor moto para el mejor chico malo que mantener el motor, el chasis y la suspensión de la reina de Yamaha, la YZF-R1 y convertirla así en la MT-10, una maxi naked dispuesta a vender caro cada kilómetro de carretera. El motor de cuatro cilindros crossplane y 998 cc de la Yamaha YZF-R1 se retoca para ganar par en bajos y medios, se reduce la distancia entre ejes con una postura de conducción que favorece la agilidad, y se monta un sistema de control de tracción con tres ajustes posibles para convertir a la Yamaha MT-10 en una gimnasta tan llena de potencia como capaz de las más increíbles piruetas, con una función opcional para subir o bajar de marchas sin tocar el embrague.

Y nada de miradas al pasado. En la MT-10 todo es futuro, con líneas angulosas y agresivas, sin concesión a la belleza curvilínea. Músculo sin un gramo de grasa. En el lado oscuro la iluminación es led y todos los datos se entregan desde una instrumentación digital con un diseño funcional y completo. Y si en algún momento, el diablo debe parar, un sistema de frenado con doble disco delantero de 320 mm y pinzas de cuatro pistones con ABS de serie. Ahora las calles serán oscuras. Y nuestras.