La mejor manera de entender una moto es conducirla. Claro que al plantarte delante de la Vyrus 987 C3 4V, es posible que te asalte la duda de como hacerlo, de cual es lado delantero y cual el trasero, o incluso si se pude montar de alguna manera. Pero vaya si se puede. En realidad estamos ante una obra de arte con prestaciones de Gran Premio salida de las manos de Astanio Rodorigo, que comenzó su carrera trabajando para Bimota en los años 80 para luego fundar su propia marca y diseñar "cacharros" como este. Con tan sólo 159 kg. de peso y una potencia de 165 CV, lo que da una relación de 0,96 kg/cv, estamos ante una de las motos de serie más cercanas a los números de la competición más pura.
Si seguimos observando su interior, seguimos encontrando belleza. La Vyrus 987 C3 4V monta en su chasis tubular doble omega un desarrollo del motor de la Ducati 1198R de 1.198 cc dotado de inyección electrónica EFI E2. Todo ello la hace capaz de alcanzar una velocidad máxima de algo más de 290 km/h. Así que una vez montados en ella, poco nos importará su extraño aspecto exterior, provocado sobre todo por la peculiar colocación de su suspensión basculante delantera Öhlins (que obliga a las pinzas del freno a adoptar a su vez una extraña situación), una exclusiva creación de Vyrus derivada de un concepto de Bimota que consigue darle al conjunto un comportamiento inmejorable.
Y si necesitamos frenar, no habrá problema, con los dobles discos Brembo carbonocerámicos delanteros de 310 mm y el trasero de 210 mm. Con todo ello, es posible que, al bajarnos de la Vyrus, la veamos de una manera completamente distinta a como lo haciamos antes de movernos con ella por la carretera. Y que no nos parezcan demasiados los 75.000 € que cuesta poseer su belleza interior.
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