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Vespa 946 Bellissima. Qué suerte tienen las calles

El Scooter más exclusivo tiene un nombre: Vespa 946 Bellissima.

Hay calles que hacen bellos a los vehículos que pasan por ellas, y vehículos que, al contrario, hacen bellas a las calles por las que pasan. Sin duda, no hay más que mirar a la Vespa 946 Bellissima para entender que pertenece a ese grupo, al de los objetos que embellecen el lugar por el que pasan, a los que se llevan nuestras miradas, a los que las calles dejaran circular con más agrado. Y es que la Bellissima, como su mismo nombre indica es una de las Vespas clásicas más bonitas de la historia, desde que en aquel año 1946 al que alude su denominación se presentara el primer modelo, aquel del que su promotor Enrico Piaggio, al ver su prototipo, dijera aquello de "Bello, mi sembra una vespa" (Bello, me parece una avispa).

A partir de aquel prototipo que cumpliría 70 años en estas fechas, y que se denominaba MP6, en Piaggio han hecho un ejercicio de retorno a las fuentes originales de un modelo que es un mito en sí mismo, algo nada fácil pero que han sabido resolver con estilo. La 946 es a la vez clásica y futurista, bella e inteligente. Una moto que parece no estar de más en ningún rincón, un vehículo que jamás molestará en las fotos que se hagan de una ciudad. Y algo que tampoco hará jamás la Vespa 946 Bellissima será no satisfacer el ansia de exclusividad de quien la posea. Vanguardia tecnológica en la iluminación por LED, tanto en el frontal como en el piloto trasero y en los intermitentes. Materiales de primera calidad en una estructura autoportante, Llantas semilenticulares y frenos de disco con ABS en ambas ruedas, que montan neumáticos de 12 pulgadas. Control de tracción ASR y pantalla digital retroiluminada que se completa con una aplicación para Smartphone.

En cuanto al motor, la 946 monta el LEM monocilíndrico de cuatro tiempos y 125 cc. con 11,6 Cv a 8.250 rpm con un par máximo de 10,7 Nm a 6.500 rpm, equipado con inyección electrónica y distribución a base de tres válvulas. Más que a medida de la circulación en cualquier ciudad. con una respuesta suave y unos consumos ajustados. La Bellissima nos llevará a todas partes, y en todas partes se la llevarían todos. Que suerte tienen las calles.