Estados Unidos de Norteamérica, década de 1920. Equipado con un simple jersey de lana, guantes de cuero y una gorra. Poco más, quizás unas gafas. En el motódromo elíptico, de piso de madera y curvas peraltadas del 60%, flota un aroma velado, extraña mezcla de combustible y adrenalina. El intrépido piloto, tenso, concentrado, espera el inicio de la carrera encaballado sobre su máquina centáuride, admirable raza con alma de moto y cuerpo de bicicleta. Pronto saldrá disparado a más de 150 km/h, velocidad inconcebible en una época en la que los coches difícilmente superaban los 50. Vértigo romántico que creíamos no se podría repetir.
Las motocicletas de Derringer Cycles son la interpretación moderna y libre que el diseñador industrial Adrian Van Anz hace de esas motocicletas de carreras de la década de 1920. Son máquinas que combinan la estética vintage con modernos y altamente eficientes motores de gasolina de 49 cc, que llega a alcanzar los 58 km/h, aunque puedes utilizarla solamente pedaleando. De diseño minimalista y elegante, el propietario puede elegir entre centenares de posibilidades para ajustarla a su gusto y estilo de vida, desde la combinación de colores hasta sillines de cuero hechos a mano, remaches de cobre, tapas del depósito grabadas, bolsas de lona, casco a juego y neumáticos blancos, más ecológicos, por otra parte, que los negros.
Como el Dr. House, puedes encargar tu Derringer desde 3.500 dólares en el 5273 de North Commerce Avenue, Unit 2, Moorpark, California 93021, aunque desde España es mucho más cómodo dirigirse a la web de la empresa, donde también podría apetecerte algo de su propia línea de merchandising.
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