Finalizada la Primera Guerra Mundial, el recuerdo de los horrores sufridos todavía estaban presentes en la mente de todos. Era necesario romper con el pasado, vivir el presente y divertirse a toda costa. Después de todo el sufrimiento impuesto, los supervivientes y especialmente los más jóvenes, lanzaron a la sociedad europea a una desenfrenada búsqueda del tiempo perdido. El mundo parecía hallarse en su mejor momento, la inversión crecía, el empleo aumentaba y todos vivían en la creencia de que el siglo que se iniciaba sería el de la felicidad y la prosperidad que ofrecían los nuevos inventos y descubrimientos.
En armonía con el maquinismo y el amor por la tecnología de los felices años veinte, la empresa alemana Megola quiso revolucionar el mercado de las motocicletas con una diseño completamente diferente a lo que hoy –y hasta entonces- se entendía por una moto, una máquina con dos ruedas y un motor entre ellas. Descrita por Erwin Tragatsch como la motocicleta menos ortodoxa jamás creada, la Megola se fabricó en Alemania desde 1921 a 1925. Su nombre es un acrónimo de sus creadores, Teilhaber Meixer, Fritz Gockerell y Herr Landgraf. Se hizo famosa porque integraba en la rueda delantera uno de los muchos motores Gnôme Monosopaupe que habían quedado en desuso tras acabar la Gran Guerra. Así se evitaban el uso de embrague, caja de cambio y transmisión que limitaban la fiabilidad del, un cinco cilindros y 640 cc capaz de alcanzar 112 km/h. Para eso, antes había que arrancarla mediante un sistema bastante rudimentario, o bien empujando, o alternativamente girando la rueda con la motocicleta en su caballete. El motor de cinco cilindros y 640 cc llegó a desarrollar 14 CV a 4800 rpm, pero gracias a una reductora de engranajes la rueda motriz solo llegaba a girar a 800 rpm. Para modificar la velocidad final solo se podía jugar cambiando el diámetro total de la rueda delantera.
A pesar de su aspecto poco aerodinámico, de la Megola se hicieron versiones Touring y deportivas, que tuvieron un buen desempeño en las competiciones, en las que llegaban a alcanzar 145 km/h. Se estima que en los cuatro años de producción tan sólo se fabricaron unas 2000 Megolas. Además de algunas réplicas hechas en los años ochenta, en la actualidad se sabe que sobreviven unas 15 máquinas originales, una auténtica rareza que hace que esta moto sea muy apreciada por los coleccionistas. Esta que traemos a Loff.it es una de ellas, una versión Touring de 1921 restaurada hace cuatro años por el especialista Armin Frey, un experto en la reconstrucción de motores de competición de BMW. Se encontraba en Brno, en la República Checa, y mantiene el motor original de Megola mientras que el chasis es una réplica construida por Hans Keckeisen. Se ha subastado recientemente en la famosa casa británica de subastas Bonhams alcanzando una cifra de venta de 94,316 €.
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