Todo tiene su música, su banda sonora. Esa canción o canciones que te vienen a la cabeza en el momento en que algo hace saltar determinado click en tu interior. Un olor, una foto, una situación. Cuando mis ojos se pasean por la Indian Scout Sixty, suena Elvis, Little Richard, Buddy Holly. Rock de leyenda, chaquetas de cuero, chicas pinup y cine al aire libre. La hermana pequeña de la Scout es una de esas motos de la tendrías una miniatura en la misma estanteria que reposan tus discos del mejor y más genuino rock and roll.
La firma norteamericana ha rediseñado uno de sus modelos más emblemáticos, la Scout, para ofrecer una versión más ágil y flexible, pensada para que uso diario en la ciudad no sea sinónimo de pesadez en las paradas y salidas continuas y en los giros entre el tráfico diario. Sixty es, precisamente, la capacidad en pulgadas del motor, lo que vienen a ser algo menos de 1.000 cc en un motor de dos cilindros V-Twin refrigerado por líquido y de inyección electrónica, con una caja de cambios de cinco velocidades rindiendo 78 CV y con una potencia adecuada a cada nivel de régimen del motor.
Para que ese músculo se mueva con facilidad el ligero pero robusto chasis de aluminio negro tiene un centro de gravedad bajo, que además de favorecer la maniobrabilidad, evoca con su forma de triángulo los primeros modelos de la Scout. Bailemos Rock and roll en las calles, y hagámoslo con estilo. Con las llantas, el asiento, el manillar y el chasis jugando a negro, como el faro, que reproduce la luz original de la Scout. Con el asiento a sólo 63,5 cm del suelo, da la impresión que todo está preparado para que la Scout Sixty nos lleve allí donde los viejos rockeros nunca mueren.
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