Probablemente, si hubiéramos nacido y crecido en las calles y descampados de Estados Unidos, aquello que hacíamos de quitarle todo lo que sobraba a las BH para que pesaran menos y corrieran más, hubiera dado lugar a toda una industria de eso que ahora llaman custom y nosotros llamábamos trucar, bastante más bonito, por cierto. BH hubiera terminado por sacar un modelo especial en edición limitada y nos distinguiríamos de los demás mortales vistiendo chaquetas de cuero con logotipos únicos en sus mangas. O es posible que termináramos encima de una Indian Scout Bobber.
Las Bobber surgieron tras la Segunda Guerra Mundial como personalizaciones de las motos militares aligerando su peso al suprimir todo lo que no era estrictamente necesario, como cromados, tapas decorativas, guardabarros o asientos de acompañante. De la misma manera, la Indian Scout Bobber pretende quedarse desnuda frente a sus hermanas de marca, quedándose con la esencia del modelo como objetivo. Pura exigencia del guión.
La Indian Scout Bobber muestra su desnudez sin ningún pudor, sabedora de que nos conquistará al primer vistazo. Baja y compacta, con aspecto de saber lo que se hace, esencial en su pose, la ausencia de brillos cromados la hace serena y discreta. Diría Benedetti en actitud de espera. Por nosotros. Y siempre podemos hacerla un poco más nuestra con accesorios como el sillín vintage o el que aumentará al doble su capacidad para que añadamos un pasajero a la experiencia.
Y su desnudez, por supuesto, no significa indefensa o tímida. Más bien lo contrario. Su motor bicilíndrico en V a 60º de 1.133 cc de refrigeración líquida nos agradecerá con sus 100 Cv de potencia cualquier salida que hagamos con ella, ya sea en distancias cortas o en paseos más importantes. Sea como sea, la Indian Scout Bobber está hecha, más que para ser nuestra, para que nosotros seamos suyos.
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