Motos

La Moto-Saki, o hasta que la moto nos separe

De una Moto Guzzi 750 Breva sin identidad propia a la Moto-Saki, una refrescante naked mezcla de oriente y occidente. Toda una historia de amor.

La cosa va más o menos así: chico encuentra chica, chica encuentra moto para modificar a su gusto, chica se aburre, chica dice a chico que la moto es todo suya, chico construye moto para chica. La chica y el chico son Natalie y Simon de nombre, Fleetwood  de apellido -sin Mac- y residentes en Australia. La moto es -en realidad, era- una Moto Guzzi Breva 750, un modelo naked lanzado por la marca italiana a comienzos de los años cero (¿Se dice así?). Una moto normal, para un público normal, ni demasiado sencilla, ni demasiado complicada, una moto que pasa inadvertida y cumple su cometido.

Claro que a veces esa normalidad, ese pasar inadvertido de una moto es lo que la hace tan apetecible. Sobre todo si la chica de nuestra historia quiere preparar una custom a partir de un modelo no demasiado complicado y con muchas posibilidades. Y la Breva 750 cumple perfectamente con ese anonimato presencial que parece pedir a gritos que alguien la haga cisne desde patito feo. De naked vulgar a custom de instagram. Así que Natalie se puso manos a la obra con todas las ganas del mundo, aunque un mundo más bien de andar por casa, porque al poco tiempo la moto terminó, aburrida de ella la chica de nuestra historia, en las manos y la imaginación de su marido.

Simon, que aparte de protagonista de nuestra historia y compañero de Natalie es diseñador industrial, se puso manos a la obra sin una idea definida, tan sólo animado por las posibilidades que ofrecía la motocicleta que tenía entre las manos. Para comenzar, sustituyó la parte delantera completa de la Guzzi por la de una Kawasaki ZXR 750. Aquella primera modificación, además de conceder a la Breva una postura de consucción más agresiva, confirió a la moto su personalidad definitiva y un nombre: Moto-Saki, algo a medio camino entre Asia y Europa, entre Oriente y Occidente, de la misma manera que la propia Natalie, su mujer.

Un nuevo depósito aquí, aligerar el peso de la moto allí, bajar un poco el sillín para acomodar mejor a Natalie, y rediseñar la parte trasera para hacerla más fluida y que sirviese de soporte al piloto trasero. Como toque final, dejar que la propia interesada al menos eligiese la combinación de colores, basada en los del equipo Red Bull de Fórmula 1, con la guinda de un logotipo basado en un símbolo japonés de familia relacionado con los antepasados de Natalie. Y colorín colorado, esta moto está acabada. Y fueron felices, y comieron lo que sea que se come en Australia cuando se acaban los cuentos, y así seguirán, hasta que la moto los separe.

Historia recogida de Bike EXIF. Imágenes de RSK Fotografía Perth.

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