A uno, que no tiene demasiado conocimiento del idioma de los Emiratos Árabes, le dicen en la web de Zarooq Motors que el nombre de la marca es el de una serpiente del desierto, veloz como nadie sobre la arena de las dunas. Y uno no puede por más, al echar un vistazo a las imágenes del Zarooq SandRacer 500GT, que de correr a toda mecha por las dunas tiene todo el aspecto, pero de serpiente... poco.
Y es que el bestial -ojo, no monstruoso- SandRacer tiene más de felino que de serpiente, a medio camino entre cualquier coche que pudiera competir en el París Dakar y un superdeportivo que ha pasado una buena temporada en el gimnasio, si es que existieran gimnasios para superdeportivos, que vistos los tiempos que corren, a saber.
El objetivo del equipo de diseño de Zarooq era precisamente ofrecer a sus clientes un superdeportivo capaz de ofrecer las mejores prestaciones tanto en el asfalto como fuera de él, en especial en terrenos como los habituales de los Emiratos Árabes, al tiempo que su interior reflejaba todo el lujo posible al nivel de las marcas habituales de la más alta gama como Ferrari, Rolls Royce o Aston Martin.
En cuanto a las prestaciones, al SandRacer 500GT le mueve un V8 de 6.2 litros que proporciona 525 Cv con un par máximo de 660 Nm. Más que suficiente para lanzarle a toda velocidad tanto por el asfalto de cualquier ciudad como por las dunas del más ardiente de los desiertos. Un superdeportivo todoterreno o un supertodoterreno deportivo, que de cualquiera de las dos maneras podemos calificarle.
Si pasamos al interior, baste decir que cada una de las 35 unidades de la primera edición limitada que saldrá al mercado de Zarooq SandRacer 500GT estará firmada por la prestigiosa marca Mansory. Lo que quiere decir que sobre el asfalto o sobre la arena, nos sentiremos como el más agraciado de los conductores.
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