Para llegar a su reconocimiento mundial desarraigándose de su pasado Volkswagen y crear modelos míticos como el 911, el RSK Spider o el 550 que nos arrebataría a James Dean, Porsche tuvo que empezar por convertir el chasis, la mecánica y la ingeniería de un Beattle en un deportivo único: el Porsche 356.
Para el diseño de la carrocería del 356, Ferry Porsche -hijo del histórico carrocero Ferdinand Porsche- contaría con el mítico diseñador Erwin Komenda que había trabajado con su padre y antes en Daimler-Benz como diseñador jefe de carrocería y ya para entonces uno de los mejores diseñadores de carrocerías. El 356 sería el primer Porsche en producirse en serie y aunque casi toda la mecánica y la ingeniería de las primeras series provenían de Volkswagen, para cuando en 1956 ve la luz la serie A el número de componentes de diseño y producción propios lo alejan de su herencia convirtiéndolos en vehículos únicos, fiables y potentes, más allá de su singular y sugerente perfil aerodinámico. La serie A tan sólo estaría en producción entre 1956 y 1959, sembrando Europa y América de poco más de 21.000 unidades de las cuales se haría muy popular, sobre todo en Norte América, el modelo descapotable, hasta tal punto que la producción de ambas versiones era similar, tantos de uno como de otro, de los cuales de la serie T2 Speedster tan sólo se produjeron 1.129 unidades.
Este modelo que subastan RM Auctions y Sotheby’s en Arizona los próximos 28 y 29 de enero de 2016, es uno de esos ya únicos del Porsche 356A Speedster fabricados en 1958 para el mercado norteamericano, más escueto originariamente en cuanto a su equipamiento aunque sus dos últimos propietarios (de sólo tres que ha tenido) se han encargado de equiparlo, mantenerlo y restaurarlo minuciosamente con componentes auténticos del 356 que permitieran mantener el espíritu original del modelo, tan práctico para el día a día como para la competición. Eso sí, incorpora un motor nuevo, el del Porsche 912. Un motor de cuatro cilindros de 1582cc y 103 CV con carburadores Solex, transmisión manual de cuatro velocidades, suspensiones delantera y trasera independientes, y frenos de tambor hidráulicos en las cuatro ruedas, en la últimas restauración se ha pintado toda la carrocería en un azul Meisen y se ha rematado el interior con moqueta marrón y los asientos originales y los paños de las puertas en cuerdo azul Navy.
El resto de los elementos del vehículo han sido cuidadosamente documentados y recuperados, desde los tapacubos originales hasta los elementos del tablero de mandos, los embellecedores y todos esos detalles que lo convierten en un modelo único y excepcional cuya vida va más allá de su propia historia para seguir ofreciendo la misma fiabilidad y placer que el día que salió de fábrica en Stuttgart para ser entregado a un concesionario de Mississippi en 1959. Nos vemos, sin duda, conduciéndolo por las carreteras de cualquier lugar del mundo. Y seguro que tú también.
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