Hasta ahora, las innovaciones derivadas de competición que podíamos ver en los coches con los que nos cruzábamos en la calle o a los que podíamos acceder eran cosa de competiciones más de andar por casa, no de la Fórmula 1. Esas, si es que llegaban, tardaban más tiempo. Hasta el Mercedes-AMG Project ONE, que no es que nos muestre alguna mejora recogida en los circuitos de la categoría reina del automovilismo de competición, es que pone a nuestra disposición un vehículo al completo derivado directamente de ella.
El Mercedes-AMG Project ONE celebra, y de que manera, los 50 años de AMG, la marca de Mercedes responsable de sus desarrollos más deportivos. Y desde luego, no hay nada en el exterior ni en el interior del Project ONE que no haya sido diseñado para ofrecer deportividad pura, prestaciones más allá de lo que consideramos normal.
El diseño exterior del nuevo superdeportivo de Mercedes-AMG es por definición una envoltura creada por el viento destinada a ofrecerle la menor resistencia posible al tiempo que le permite pegarse al asfalto. En el frontal destacan las dos enormes tomas de aire a los lados de la parrilla decorada con el logo de AMG sobre la que se sitúa el capó con la estrella de Mercedes y dos grupos ópticos de tamaño menor de lo habitual, como si no quisieran molestar en el conjunto más de lo necesario.
La vista lateral nos permite apreciar las líneas aerodinámicas del Project One al tiempo que nos muestra dos elementos que delatan de manera inequívoca su procedencia de la Fórmula 1: la toma de aire superior trasera y la aleta central situada tras ella. El la parte trasera de nuevo la iluminación queda reducida a la mínima expresión, dominando el espacio las salidas del aire en circulación por la carrocería y las del motor.
En cuanto al interior, al que se accede mediante unas puertas de apertura vertical, tanto la disposición como el funcionamiento de los diferentes elementos se han desarrollado en función de ofrecer la mayor deportividad posible, sin menoscabar, por supuesto, la mínima comodidad necesaria en un coche que se supone tendrá una función de traslado. Eso sí, si pensáramos hacer un viaje largo con él, mejor que el equipaje lo mandásemos por otro lado, o no encontraríamos sitio para él.
Las funciones del coche son controladas desde el volante, que toma las formas cuadradas también de su origen de Fórmula 1, a la vez que dos pantallas táctiles nos permiten acceder a toda la información relativa al funcionamiento del Project ONE.
Pero por supuesto, el alma y la razón de ser última de la existencia del Mercedes-AMG Project ONE no es otra que su propulsión. Un sistema híbrido que combina un motor de combustión V6 de 1.6 litros sobrealimentado por turbocompresor con cuatro motores eléctricos -dos en el eje delantero, otro en el turbocompresor y el cuarto junto al cigüeñal, cuya entrega de potencia combinada alcanza los 1.000 Cv y le permite alcanzar los 350 km/h de velocidad máxima, con unos escasos y estratosféricos 6 segundos para llegar a los 200 km/h desde 0.
El circuito comienza en esa esquina.
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