Como decíamos ayer, casi como Unamuno, casi como Fray Luis de León, el Lucid Air es fácil que sea el coche con el que soñamos, el coche casi perfecto. Eléctrico, de líneas bellas y de vanguardia, que también se refleja en un interior lleno de lujo, estilo, sensibilidad y tecnología, y que además es rápido, muy rápido. Esto último hasta el punto de llevar incorporado un limitador de velocidad para tener controlado todo su potencial.
Claro que llamar limitador a un programa informático que regula la velocidad para no sobrepasar los 350 km/h parece un poco soberbio, teniendo en cuenta las prestaciones de la mayoría de coches. Pero el Lucid Air no pretende ser como la mayoría, siendo como es toda una apuesta, un reto lanzado tanto a Tesla, su competidor más directo, como a las compañías tradicionales de automóviles. Y quien quiere ser casi perfecto, no puede ser casi especial, tiene que serlo, y mucho.
Así que, por supuesto, había que buscar los límites. Y poco después de su presentación en el Salón del Automóvil de Nueva York, llevaron uno de sus prototipos de evaluación, el Lucid Air Alpha Speed Car, a las instalaciones del TRC (Transportation Research Center) en el estado de Ohio, para probar en condiciones reales las fronteras donde podía colocar su marca.
Y la frontera, de momento, la han colocado ni más ni menos que en los 378 km/h. Y prometen repetir para llevarla más allá. Casi 380 Km/h para un modelo que apura sus últimos pasos antes de saltar a la producción en serie.
Todo un golpe en la mesa de parte de la compañía norteamericana que ya admite reservas y pone precio a sus modelos "de serie" -52.000 $- al tiempo que anuncia una edición limitada de 255 unidades denominada "Launch Edition" con 1.000 Cv de potencia, 500 kilómetros de autonomía y equipada con conducción autónoma. Casi que estamos deseando que llegue el día. Y sin el casi.
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