Coches

La libertad de los números

Necesitaba subir a mi nuevo BMW Serie 1, necesitaba conducir.

Números. Yo veo números. Yo vivo los números. Paso horas y horas frente a las pantallas haciendo cálculos, intentando demostrar hipótesis…viendo cómo se desploman y reviven esos números. Son apuestas y llamadas, cálculos, comprobaciones, datos, estadísticas, la realidad que no responde a la idea, al cálculo. Porque es así, es un cambio brusco, de golpe…. Y vivir cerca de mi oficina, en realidad, me molestaba bastante. Sentía que esos números no salían de mi cabeza. Me faltaba algo.

Hay cierta magia en conducir. Es como un momento en el que pones en claro tus ideas y digamos que también te sirve para dejar los problemas atrás y no llevarlos a tu casa y viceversa.

Como si fuera un túnel temporal. Conducir, a veces es como un túnel del tiempo. No vas al pasado ni al futuro. No. Es como un tiempo que necesitas para cambiar el chip.

Hace poco nos mudamos a una oficina más grande, más céntrica y al principio pensé que sería buena idea eso de ir caminando. Que podría hasta hacer ejercicio, observar a la gente. Pero los días pasaban, los números no se iban de mi cabeza y mis caminatas se hacían más largas. Llegué a dar varias vueltas a la misma manzana para quedarme a gusto conmigo.

Y aún así, sentía que me faltaba algo… Llegaba el fin de semana y sólo quería salir a la carretera. Los demás no lo entendían. Vivir cerca del trabajo se supone que es el ideal, pero a mi me ahogaba.

De alguna manera necesitaba subir a mi nuevo BMW Serie 1, necesitaba conducir, no me importaba llegar a ningún sitio. Necesitaba esa especie de placer que se siente al volante.

Y me mudé, busqué nueva casa. No tanto pensando en el espacio, sino en la carretera. Ya que estaba eligiendo, quería que el viaje a mis números, fuera el que quería.

Así que primero busqué el camino. Y luego, sólo me faltaba recorrerlo.

Matemático.