Coches

Koenigsegg One:1. 1x1 y nos sale el primer megacoche del mundo

El Koenigsegg One:1 te cortará la respiración... si es que te da tiempo a respirar antes de que le pierdas de vista.

Puede que no sea una buena idea apostar algo en contra de Christian von Koenigsegg, porque es una de esas personas que suele lograr -por muy difícil que parezca- lo que se propone. Por ejemplo, cuando tenía cinco años le echó el ojo a una película noruega donde un tipo que arreglaba bicicletas terminaba construyendo un coche de carreras. Y según dicen las malas (en este caso, buenas) lenguas, aquello le marcó. Es lo que tiene ver las cosas adecuadas de pequeño. El caso es que Chris, poco a poco pero sin descanso, ha dado los pasos necesarios para terminar construyendo una belleza que acelera de 0 a 100 en 2,8 segundos y alcanza más de 400 km/h de velocidad punta. Un relámpago de cuatro ruedas que lleva su nombre: el Koenigsegg One:1.

Lo del nombre tiene su razón de ser, su sitio, como todo en el modelo sueco. Es la relación potencia peso, llevada a lo que hace unos años parecía imposible para un coche que se puede llevar a matricular, que cada cV de potencia -en este caso 1.371, ni más ni menos- se relacione con un kg. de peso, dando lugar a la ecuación de ensueño que da nombre a esta maravilla de la ingeniería. Este hecho, el dar 1 MW (Megavatio) de potencia a 7500 rpm, es lo que permite a Koenigsegg afirmar que estamos ante el primer megacoche del mundo. Capaz de acelerar de 0 a 400 Km/h en 20 seg, más o menos, que tampoco nos vamos a poner tiquismiquis cuando el velocímetro nos muestre esas velocidades.

El resto de números y datos técnicos que acompañan al Koenigsegg One:1 son igual o más de estimulantes para el oído, alma y corazón de cualquier aficionado al motor, y capaces por sí mismos de llenar esta y muchas más páginas. Como muestra, los 610 kg de carga vertical que su aerodinámica genera para pegar el coche al suelo a 260 km/h, que se convierten en 830 kg al pasar de los 400 km/h. O las suspensiones activas que van reduciendo la altura del coche al suelo al alcanzar velocidades altas, pero lo mantienen lejos cuando usamos el coche para ir al bar del barrio a pasar el rato con los amigos. Piensan en todo estos suecos.

Pero más allá de datos sobre la excelencia del One:1, sobre su velocidad, su potencia o su aceleración, el dato que de verdad importa es el de la aceleración de nuestro corazón y el aumento de la circunferencia de nuestras pupilas sólo con pensar en tocar con nuestras manos el volante de este megacoche y presionar, aunque sólo sea levemente, el acelerador.

Salir de la versión móvil