Fundado en 1899 y disputado hasta 1986, aquel Tour de France nada tenía que ver con la popular carrera ciclista, sino con el Tour de France Automobile, una carrera de coches deportivos que durante 10 días al año recorrían los más de 5.000 kilómetros que separan Niza de París.
A diferencia de muchos de sus rivales contemporáneos, el Ferrari 250 GT cumplía con un doble propósito. Concebido como un coche de calle, estaba sobradamente capacitado para ganar la clase GT de cualquier competición automovilística. Así, el piloto español Alfonso de Portago consiguió alzarse con el triunfo en la edición del Tour de France de 1956. Desde entonces, Ferrari se mostró intratable durante los nueve años siguientes, victorias que contribuyeron decisivamente a labrar la fama de la marca italiana, más aún si se tiene en cuenta que había equipos más experimentados y preparados, como el del mítico piloto Stirling Moss y su Mercedes-Benz 300SL, el de las famosísimas Alas de Gaviota. Dominando el legendario Tour de Francia y obteniendo numerosas victorias en las competiciones de clase GT de ambos lados del Atlántico, para finales de 1950 el Ferrari 250 GT se había convertido en el tres litros de más éxito de su época. Por eso, la organización del Tour de France permitió que un modelo del Il Cavallino Rampante luciera el nombre de la carrera, naciendo el Ferrari 250 GT Tour de France.
Entre 1954 y 1959 se fabricaron cerca de un centenar de 250 GT siendo estas unidades conocidas Long Wheel Base –LWB- o de batalla larga, distancia entre ejes que influye positivamente en la estabilidad del vehículo. La denominación 250 se la deben al mayor activo del coche, el motor atmosférico de gasolina V12 tipo 128 B20 de 3.0 litros diseñado por Gioacchino Colombo, aproximadamente 250 cc por cilindro, que produce 240 CV.
Ahora la casa RK Motors subasta el Ferrari 250 GT Tour de France número 0703 GT, uno de los ocho existentes, una obra maestra de los turineses de Scaglietti con 14 louviers, las lamas diseñadas para ayudar a ventilar el habitáculo y que se sitúan en el pilar que une la puerta letral con el portón trasero. Todo un distintivo.
EL Ferrari 250 GT Tour de France es un cupé de una rareza y una belleza sin igual que se encuentra en detalles tan exquisitos como los parachoques de aluminio pulido, los faros empotrados, las entradas integradas en el capó y los pequeños guardabarros. Con una historia, procedencia y originalidad irreprochable. Completamente restaurado y devuelto a las especificaciones de fábrica conforme con las normas concours.
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