Coches

Divergent Blade. El supercoche que se imprime

El Divergent Blade promete revolucionar las carreteras... y las fábricas.

Asistimos a una auténtica revolución. Cada mes, cada semana, casi cada día, se nos presentan modelos de coches que nos prometen no sólo más velocidad, más confort, más tecnología, si no también un entorno más limpio. Y todo gracias a los motores eléctricos, esa nueva panacea que va a salvar al mundo, si es que hacemos caso a los mensajes publicitarios. Pero el caso es que los coches, todos los coches, tengan motor eléctrico o el tradicional de explosión, tienen que ser fabricados, y por lo tanto, contaminar. Y ese es un problema que no abordamos, al menos hasta que ha llegado el Divergent Blade, un supercoche que no sólo es eléctrico, veloz y bello. Es que además, se imprime.

Pero bueno, que tampoco se te vayan las neuronas a pensar en que habitación de la casa te cabe el montaje de tu nuevo deportivo. El concepto del Divergent Blade se basa en la impresión 3D, pero no hemos llegado a eso -al menos, por el momento-. Se trata de simplificar la fabricación de un vehículo simplificando su chasis, impreso en 3D a partir de polvo de aluminio con un sistema que usa el láser y que se basa en ideas similares a los juegos de bloques, para luego ir construyendo la estructura en fibra de carbono. Más ligero, más sencillo, hasta un 90 % menos pesado que un chasis tradicional, e infinitamente más barato y menos sucio de producir. El Blade es sólo el principio, el primer paso.

El Divergent Blade, al menos hasta esta fase de prototipo, es bueno, bonito y barato, la cuadratura del círculo. Porque si nos atenemos a sus números sobre el asfalto, son tan impresionantes como su modo de fabricación, que bajaría el coste de una fábrica de automóviles tradicional desde los 1.000 de dólares hasta los 20. Tan sólo pesa 635 Kg. y su potencia está alrededor de 700 CV, lo que le da una relación potencia/peso espeluznante, como para acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 3 seg. Lo de bonito, basta con echar un vistazo a sus fotografías para explicarlo. Y es que lo miremos por donde lo miremos, el Divergent Blade nos habla de futuro, un futuro en el que merece la pena soñar y, lo más importante, estar.

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