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D. Throne: el coche familiar eléctrico que prefieren los niños

¡Y nosotros!. La tercera generación del D Throne es el juguete perfecto para ellos, para jugar con ellos y para tenerles controlados.

Tarde o temprano tus niños van a querer conducir. Lo sabemos. Nos ha pasado a nosotros, primero con quince que queríamos una moto, luego llegando a los dieciocho que ya queríamos sacarnos el carnet para que nos dejaran llevar el coche de nuestros padres. Ahora va más rápido. Hasta imaginarium tiene cochecitos que ya hubiéramos querido nosotros cuando éramos niños. Molan, pero nada que ver con este D. Throne.

El desarrollo de motores eléctricos cada vez más pequeños y más eficientes lo cambia todo. Sin ellos este D Trone hubiera sido un simple coche a pedales. Pero no, no es eso. Ni es un simple cochecito eléctrico. Empezando por el diseño, que es lo primero que nos ha llamado la atención.

Pero vamos por el principio. D. Throne es un coche eléctrico del que la primera unidad salió de producción en 2012. Este que os mostramos hoy es la tercera generación, de 2016, y en sólo dos generaciones encontramos en él algunos cambios significativos que realmente lo llevan al objetivo que se habían marcado sus creadores: crear un coche eléctrico con el que puedan jugar y desplazarse los niños… pero pensando en los padres. Eso sí, con todas las medidas de seguridad para garantizar la diversión sin problemas.

Si los primeros D. Throne ya eran estupendos para los niños, en esta tercera generación además de el cojín trasero para que el padre se siente en el mismo coche tras el niño está la posibilidad de añadir un manillar en la parte de atrás y dos peldaños para los pies, para que te puedas subir de pie detrás y dirigir el coche. También tiene un mando -un auténtica llave a distancia, como la de tu coche- con el que controlar el encendido, las tres velocidades o frenarlo para evitar colisiones. Vamos que para mayor seguridad y sobre todo tranquilidad, tú tienes el mando. Y él la diversión.

Claro que detrás, de pie o sentado, también tiene que ser divertido. En versiones anteriores vimos también el carrito que se puede acoplar a la parte de atrás y al que se le puede acoplar otro carrito y otro hasta convertirlo en un trenecito. La potencia de su motor y sus baterías tiene que ser impresionante. De hecho todo el desarrollo se ha hecho casi casi del mismo modo en el que se hace un coche eléctrico convencional. O como se haría un Rolls. La última tecnología y un acabado artesanal, desde la pintura exterior, blanca, negra, verde (colores clásicos), hasta los asientos o el cojín de cuero.

Las baterías permiten una autonomía de hasta 10 horas y se han desarrollado junto a LG chemical. El motor transaxle tiene una gran potencia pero es suave y silencioso. La dirección soporta giros con un gran ángulo. Y su suspensión garantiza una conducción confortable en todo terreno. Osea, un auténtico coche. Pero de reducidas dimensiones y con un diseño clásico inspirado en los vehículos de principios del siglo XX en todos los detalles.

En 2014 D. Throne abrió su primera tienda, en Nueva York, de la mano de Swarovski en “Bergdorf Goodman” donde hoy está agotado. El pasado año abrió la segunda, un concept café en el que puedes ver, comprar o encargar tu D. Throne, pero lo hizo en Seúl, Corea. De hecho es una marca coreana -R&D- cuyo diseño y desarrollo ha estado a cargo y supervisión del estudio de diseño de Joongho Choi.

El diseño ha cambiado bastante en esta tercera generación con respecto a las primeras unidades, sin madera y con más metal, bronce, o en la forma de la parrilla delantera en la que se esconde parte del motor eléctrico, pero siendo igual de interesante. E incluso más bonito si cabía.

Para este 2017 además D. Throne tiene previsto incorporar un par de detalles interesantes: una versión con capota y con el respaldo del asiento mucho más alto, para mayor comodidad de los pequeños cuando te los lleves a hacer recados o a pasear. Y no vas a encontrar resistencia alguna a salir a la calle. De hecho correrán. Incluso tirarán de ti.

La pelea va a ser la de siempre ¿quién conduce? Porque yo querría llevarlo. Seguro. ¿Tú no?