Una docena de coches de colección a subasta en la Barrett-Jackson.

Como en las buenas historias, tenemos a dos personajes con nombres como elegidos por su sonoridad que un día se encontraron por casualidad y comenzaron un camino hacía algo más grande que ellos mismos. Uno se llamaba Russ Jackson y el otro Tom Barrett, y más que sus caminos, sus carreteras se encontraron porque a Russ le gustaba el Cadillac Coupe de Ville de 1933 de Barrett. Y ese fue el comienzo de lo que hoy es una de las casas de subastas de automóviles más importantes de Estados Unidos, la Barrett-Jackson.

Lo que empezó a finales de los 70 en Scottsdale, Arizona como una pequeña subasta para recaudar fondos destinados a la caridad hoy se ha convertido en cuatro eventos anuales repartidos por Estados Unidos que congregan la atención de decenas de miles de compradores de todo el mundo y de millones de espectadores a través de su transmisión en directo y su repercusión en los medios.

A la subasta de Arizona se le sumó una segunda en Palm Beach, California y una tercera en Las Vegas, Nevada. A estas hay que añadir la que comenzó en Orange County, también en tierras californianas, y que terminó trasladándose a Reno, en el estado de Nevada. Y desde el año pasado, la lista la completa la celebrada en Connecticut, de la que se cumple este año la segunda edición teniendo los días 21 al 24 de este mes de junio como fechas marcadas en el calendario.

Y es entre los lotes de esta última convocatoria (más de 700) entre los que hemos buceado para buscar una docena de coches de esos con los que completar una colección, o empezarla, o continuarla, que todo vale con tal de echar un vistazo a estas 12 joyas sobre ruedas, y tampoco nos hacen falta tantas excusas. Nos vemos en la Barrett-Jackson.

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