El Chevrolet Camaro lleva en la carretera 50 años. Su andadura comenzó en 1966 (aunque el modelo como tal se presentó en 1967) como la respuesta de General Motors a otra leyenda, el Ford Mustang. Desde entonces han pisado el asfalto seis generaciones de Camaro, incluida el Chevrolet Camaro ZL1 2017, la última versión del mismo concepto. Una manera diferente de concebir la velocidad y los coches deportivos. Pura potencia, puro músculo, adrenalina directa al corazón y al cerebro. The American Way of Race.
El corazón del Chevrolet Camaro es su motor LT4 de 6.2 litros V8 sobrealimentado que entrega 640 CV de potencia con un par de 868 Nm. Una bestia que nos lanza a los 100 km/h en 3,6 seg. alrededor del cual se desarrolla uno de los muscle car de referencia del mercado, el desafío americano a los coupés deportivos europeos y asiáticos. El Camaro ZL1 está disponible también en versión descapotable, como es tradicional desde sus inicios en los años 60. Ambas versiones comparten la mayoría de características, como el rediseño de la parrilla frontal, que ha mejorado la ventilación del motor, que también es el motivo para el nuevo y más agresivo capó. El túnel de viento ha ido perfilando la inquietante presencia del Camaro ZL1 hasta su imponente aspecto actual.
Para transmitir la enorme potencia del V8 hacía los las llantas de 20 pulgadas con neumáticos Goodyear Eagle F1 Supercar 285/30ZR20 delante y 305/30ZR20 detrás, se puede elegir entre una caja de cambios manual de seis velocidades o una automática especialmente diseñada para el ZL1 y que trabaja sobre 10 velocidades. El sistema de suspensión magnética y el Perfomance Traction Management se encargan de que nos despegemos del asfalto, y de que paremos a tiempo y con seguridad los frenos Brembo con pinzas de seis pistones monobloque para discos de 390 mm.
En el interior todo parece dispuesto para iniciar una carrera lo más cómodamente posible, empezando por los Recaro con cabezales inteligentes, y el nuevo aspecto del volante con la parte inferior plana o el tapizado que que cubre la palanca de cambios. Escuchar rugir el V8 sentado a los mandos del Camaro es dejar volar la imaginación. El Camaro y nosotros podremos estar en cualquier parte del mundo, pero la carretera y el paisaje que crucemos a toda velocidad tendrá, sin duda, toso el sabor americano.
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