Ettore nació en Milán dentro de una familia de artistas el 15 de septiembre de 1881. Él siguió la tradición familiar creando obras de arte que tenían cuatro ruedas y el nombre de su familia como insignia: Bugatti. Fallecido en 1947, su legado no se perdió y justo 110 años después de su nacimiento, en 1991, se lanzó un coche que pretendía rendirle homenaje, el Bugatti EB110.
Como buena muestra de admiración, todo tenía su significado. Las siglas EB correspondían a las iniciales de Ettore Bugatti, y 110 eran los años que celebraban su aniversario. Y por supuesto, estaban sus prestaciones, el mejor homenaje. Su motor de gasolina era un V12 de 3.5 litros con 60 válvulas y cuatro turbocompresores, que entregaba 553 Cv de potencia, con una aceleración de 0 a 100 km/h de 3,6 segundos y una velocidad máxima de 336 km/h. Bugatti pisaba fuerte a comienzos de los 90.
Un año más tarde, a lo mejor porque les parecía poco homenaje, Bugatti lanzó al mercado la versión Super Sport (SS) del EB110, que colocaba al superdeportivo en un nivel aún más estratosférico, con el motor potenciado hasta los 600 Cv y casi 350 Km/h de velocidad punta.
Sin embargo, no todo eran buenas noticias. A mediados de los años 90, una serie de malas decisiones empresariales colocan a la marca italiana se declara en bancarrota. Aunque eso no es el fin del EB110 SS, porque ahora es una empresa alemana, Dauer Sportwagen, quien compra las piezas ya fabricadas pero sin ensamblar y termina produciendo 139 unidades del Bugatti.
Y ese es precisamente el proceloso origen del Bugatti EB11o SS de color negro e interior rojo que se pone a la venta en estos días por la bonita cifra de 894,950 libras, que al cambio vienen a ser unos 990.441 euros. O sea, un millón de euros por un pedazo de historia del automovilismo que alcanza los 350 km/h. A lo mejor es hasta barato. Todo depende de cuanto lo deseen. Nosotros, mucho.
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