Que la movilidad urbana está buscando el modo de reinventarse lo llevamos viendo al menos una década en un proceso que se acelera cada año más. De la recuperación las bicicletas clásicas a las eléctricas, de los Segway que se van quedando antiguos a todos los modelos que le han seguido, más compactos, sencillos y prácticos, cada año nos vemos sorprendidos con muchas novedades mecánicas y tecnológicas que mejoran nuestra capacidad de ir y venir, en trayectos cortos, medios e incluso largo. Esta vez lo hace Philippe Starck para Peugeot.
Peugeot, que tiene más tradición de construcción de bicicletas que de coches, no ha dejado nunca de innovar en esto aunque esta vez sale de su laboratorio de ideas para hacerlo de la mano del afamado diseñador francés. Francia por Francia. El resultado de la colaboración entre Stark y Peugeot es conceptual y funcionalmente indiscutible: un híbrido de bicicleta, scooter y patinete con una estética sólida, segura, rompedora, para esos servicios de alquiler de bicicletas que cada vez pueblan más nuestras ciudades. De hecho las primeras 300 unidades de esta bicicleta-patin-scooter está ya rodando a disposición de los ciudadanos en Burdeos, con sus inconfundibles guardabarros y ruedas amarillas.
La combinación nos parece perfecta por cómoda, por los mil y un modos de utilizarla y de disfrutarla que sólo hacen más cómodos los desplazamientos. Si quieres llevarla como una bicicleta, pues te sientas, si prefieres ir de pie, pues te quedas de pie, y siempre con un gasto de energía personal mínimo. Casi cais siempre que se dan este tipo de colaboraciones el resultado nos fascina, la innovación, el cambio, la reinterpretación, la genialidad, el esfuerzo del talento por reinventar nuestro mundo para hacerlo mejor. El estilo, pues eso, para todos los gustos, pero por lo menos más allá de su funcionalidad, roza la ruptura con los convencionalismos para dar paso a la utilidad con una identidad propia muy marcada. Bien por ambos.
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