Bicicletas

La bicicleta naked

Viks, la nueva bicicleta urbana, de piñón fijo, hecha a medida y cien por cien a mano en tierras estonas.

Neones color flúor, colillas de charlas inacabadas y sirenas preventivas que se pierden entre calles sin nombre. A veces la city tiene un poco de cómic a lo Frank Miller, misteriosa, peligrosa e irresistiblemente adictiva, incluso para esas almas ecofriendly que –con o sin casco, ya que más da- surcan sobre dos ruedas sus inhóspitas arterias.

En grupo o en solitario, los verás sobre sus Viks, acelerando la respiración entre coches y humos de alcantarilla. Luciendo bicis made in Estonia, a sabiendas de que son algo único, de que parecen sacadas de una película de autor, atrevida, desvergonzada, fresca.

Indrek Narusk es el responsable de esta nueva fiebre nacida, como no podía ser de otra forma en Facebook, donde muchos decidieron que la Viks sería la nueva bicicleta urbana, de piñón fijo, hecha a medida y cien por cien a mano en tierras estonas. Su particular columna vertebral o cuadro está hecho de tubos de acero inoxidable de alta calidad, alcanzando un peso de unos cinco kilos aproximadamente, lo que dota a esta cazadora de asfalto de una ligereza poco común. Así nos encontramos con una única pieza a modo de horquilla y manillar. Desnudez pensada y discreta que podemos vestir a petición con el engranaje que deseemos.

No hay frenos esta vez, toca tirar de pedal y de esa agudeza traviesa que casi roza la insensatez. Nadie dijo que adentrarse en la city sería fácil, ¿no?

En sus iPods suena The Heinrich Maneuver, de Interpol.