La historia de Maori es la de una naviera joven, tanto que no tiene más de 10 años; es una compañía fundada en Cerdeña por el capitán Chimenti, un marino del S.XXI cuya relación con el mar empezó casi al tiempo que su propia vida.
Y es que Chimenti navega desde siempre, desde que tiene memoria porque esa era también la pasión de sus padres; una pasión que el heredó y que lo llevó a convertirse en capitán de barco y navegar por los mares de medio mundo; eso hasta que logró juntar en sus ideas lo que más le había gustado de los yates que había patroneado y todo lo que había echado en falta.
Así comenzó a diseñar embarcaciones y a la edad de 38 años tomó la decisión de desembarcar para fundar su propia compañía: Maori.
Maori cuenta ya con siete modelos de yate en producción y tres proyectos en marcha que se convertirán, a su debido tiempo, en tres modelos más de esta joven y audaz firma náutica; uno de los últimos modelos en pasar de ser un proyecto a ser una realidad es el Maori 54, una embarcación presentada el pasado mes de junio y dispuesta a hacer las delicias de quienes buscan un crucero de día o, a lo sumo, de fin de semana.
Maori 54 no es un gran yate pero sí una embarcación compacta, elegante,versátil y deportiva en la que caben todas las comodidades que puedas desear en una navegación de un día o de un fin de semana: cuenta con magníficos espacios exteriores para disfrutar el mar y el sol en la piel y también con un espacio interior que no sólo puede convertirse en un lugar en el que celebrar una discreta comida, alejada de los ojos de otros navegantes, sino que puede contar con literas que te permitan pasar la noche abordo; tampoco le falta en bodega el espacio necesario para algunos juguetes náuticos.
Maori es lo que podríamos llamar una firma emergente, encanta a los rusos y tiene la mirada puesta en los países árabes, el Mediterráneo es su mundo en él Montecarlo y Saint-Tropez sus próximos destinos; en Mónaco y Cannes es la suya una presencia habitual en sus respectivos y célebres Yacht Shows y también en Fort Lauderdale, al otro lado del Atlántico.
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