Entre Milán y Verona se encuentra el lago d’Iseo, y sus orillas la pequeña población de Sarnico. En 1842 un Riva de Sarnico, Pietro, comenzaría a construir allí pequeños botes. Era el comienzo de una saga. Su nieto, Serafino Riva, le daría un empujón al pequeño astillero a principios de los años 30 del Siglo XX construyendo embarcaciones deportivas que comenzaron a crear la leyenda. Pero el empujón final a la marca se lo daría Carlo Riva, hijo de Serafino, en los 50 desarrollando otra línea que su padre había comenzado el de las embarcaciones de recreo a las que incorporó acabados de lujo y motorizaciones deportivas de alto rendimiento.
Reyes, empresarios y actores, en la floreciente sociedad de consumo de la época cualquiera que tuviera cierto renombre o poder, sobre todo el de poder comprarlo, poseía un Riva, una embarcación excepcional por su diseño y acabados, por los materiales de primera calidad, por su estilo y por su elegancia, que se convertiría en todo un símbolo de estatus social. Desde el Rey Faruk I de Egipto a Brigitte Bardot, de Sophia Loren o Peter Sellers a los Jeques de Kuwait o Qatar, la lista de propietarios de un Riva no es larga pero es impresionante.
En 1958 un empresario de Milán le encargó a Carlo dos Riva, dos Tritones. Uno de ellos era un encargo realmente especial, decorado con líneas rojas y blancas, los colores de la bandera monegasca. Aquel Riva Tritón incorporaba dos motores de seis cilindros Chris-Craft de 5,5 litros y 175 cavalos de fuerza cada uno y transmisión automática. Aquel mismo año Carlo viajaba a Mónaco, su fama como constructor ya le precedía y al Príncipe Soberano de Mónaco Rainiero III le apasionaban los Riva, así que le invitó a Palacio. Allí nació una larga amistad entre ambos. Pero Carlo no le contó nada sobre el encargo, lo mantuvo en secreto hasta que la embarcación estuvo finalizada y el empresario que se la había encargado la tuvo en disposición para regalársela al soberano, sería ya en 1962. Por aquel entonces Rainiero llevaba seis años casado con la eterna Grace Kelly.
Grace, Rainiero y sus herederos, Carolina, Alberto y Estefanía disfrutarían de este yate de ocho metros de eslora muchos años y era normal verles en él disfrutando del mediterráneo monegasco. Luego, tras la fatídica muerte de Grace el barco se conservó lo mejor posible en los astilleros reales hasta que hace unos años un amigo de la familia lo comprara y lo restaurara para darle su esplendor original, de los barnizados, a la madera, las pieles y todos los elementos decorativos hasta la restauración completa de ambos motores.
Hoy ese mismo Riva Tritone Via 62 que haría las delicias de la familia Grimaldi y de la mismísima Grace Kelly sale a subasta en Mónaco el próximo 10 de mayo, el precio estimado de salida está entre los 350.000 y los 500.00 euros, el precio de un pedacito de historia y de mucho, mucho glamour.
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