80 soberbios metros de eslora trazados al vuelo de una garza blanca, cuerpo acristalado que regala vistas de 360º en alta mar y permite que el sol se cuele dentro de la embarcación, líneas depuradas, casi minimalistas, piscina en proa y también en popa, diseño contemporáneo y, en su conjunto, pura vanguardia creativa. Así es Ardea Alba, el yate que ha convertido a Timothy Baldacci en uno de los finalistas del Mejor Diseñador Joven del Año 2017.
El mundo del diseño mira siempre hacia sus jóvenes talentos porque son ellos quienes llegan no sólo con la creatividad renovada, nueva y pendiente de uso sino con la capacidad de cuestionárselo todo, de no dar por inamovible ni una línea de diseños previos; cierto es que este ímpetu da a veces con sus diseños en la nada porque el error encuentra a veces el lugar donde ubicarse pero, cuando no es así, cuando éste es interceptado a tiempo y la creatividad a estrenar puede vagar libremente por los cuadernos de diseño, nacen concepts como Ardea Alba y lo hacen sólo porque un día un diseñador como Timothy Baldacci miró a una garza blanca y pensó que, además de volar, podría navegar.
Ardea Alba presenta un diseño de gran elegancia y muy afilado, tanto como el pico de una garza, pero Baldacci no se conformó con dotar a su embarcación de un exterior sorprendente y único, completó su diseño con un cuerpo transparente que ofrece, desde el interior del yate, vistas en 360º, algo que en alta mar llega a ser hipnótico; cuidó el solarium y la piscina porque quería un yate de lujo y no sólo un diseño novedoso y mimó el interiorismo hasta el extremo como sólo un diseñador italiano sabe hacer, ¿el resultado? un diseño entre los más y mejor valorados de 2017, un diseñador que puede convertirse en el diseñador del año y un concept que, tal vez, pronto sea un yate.
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