Aviones

Passenger Drone: volar cómodo, volar seguro, volar feliz

Passenger Drone le da un giro completo con 16 rotores al modo en que entendemos la aviación civil: feliz vuelo.

Después de jugar a hacer volar pequeños drones de juguete con esos mandos que uno tarda en controlar, de ver los proyectos de servicios avanzados de entrega de paquetería de Amazon y otros, de ver las mil y una utilidades que se le están dando ya a los drones más allá de la industria armamentística, tardaron en crear el primer drone de pasajeros. Y este Passenger Drone no es el primero, pero hay que reconocerle muchas muchas cualidades.

Empezando por ese diseño familiar de helicóptero que te permite tener una visión casi 360 del espacio que te rodea a la tecnología que lo hace posible, así como el logro de que sea seguro en su suave vuelo, así como su motor eléctrico no contaminante e evidentemente mucho más silencioso que el de cualquier vehículo capaz de volar que conozcamos. Pero vayamos por partes.

A diferencia de la estabilidad que le proporciona a un helicóptero sus dos rotores, el passenger dron tiene dieciséis rotores con sus dieciséis hélices, ocho hacia arriba y ocho hacia abajo, que no solo permiten su sustentación en el aire si no que lo hace con suavidad y permite la navegación en cualquier dirección, como cualquier dron, claro. La maniobrabilidad está asegurada y el modo de pilotaje depende de tu propio nervio. Un avance en la navegación aérea que nos permitirá de mano disfrutar de pequeños vuelos. No, su autonomía no permite por ahora grandes distancias. Cuestión de baterías y de tiempo, sabemos, a la velocidad que se están desarrollando los motores eléctricos para cualquier tipo de maquinaria de automoción.

Su interior está desarrollado como un espacio para disfrutar, protegido pero abierto al exterior con pocos obstáculos a la vista. Y esto es posible porque el Passenger Drone se construye de un modo muy especial: su cuerpo está construido con la ligera y resistente fibra de carbono, lo más duro a la par que elegante en materiales de construcción para cualquier cosa que uno quiera que sea lo suficientemente fuerte para resistir las fuerzas físicas y más ligera que casi nada que soporte cierta tensión. Eficiencia estructural, lo llaman. Esto permite albergar tras el pasajero un motor eléctrico de alto rendimiento de la misma casa, silencioso, seguro y limpio. Tan limpio que podría utilizarse para volar por la ciudad, de casa al trabajo, del trabajo a casa, sin pagar tasas de emisiones y sin mucho gasto energético. Y sobre esa estructura grandes ventanales con vistas al mundo.

Pero quizás el mayor reto tecnológico proviene de la misma naturaleza y del mismo ser humano, el control coordinado de todos sus elementos y dotarlo de una absoluta seguridad ante las interferencias, el clima o los imprevistos. El equipo de ingenieros de Passenger Dron se ha dedicado en cuerpo y alma a esta parte. Un algoritmo propio de control de vuelo permite mantener siempre estable el dron, incluso en la peores condiciones de vuelo, lo cual da una gran tranquilidad. Por otra parte, en vez de cables toda la tecnología interior está conectada con fibra de vidrio, infinitamente más ligera y segura que un cableado habitual y libre de interferencias.

El resultado es este magnífico Passenger Drone que probablemente sea el primer dron tripulado de uso civil que pueda hacer realidad nuestro sueño de desplazarnos sin tocar la carretera, la belleza y el placer de volar para todos los públicos. Y si aviación ha tenido que regular el espacio aéreo para los drons de entretenimiento y juego, mucho nos tememos que con esto ahora tendrán que regular, y con celeridad, el espacio de vuelo para estos drones que nos permitirán descubrir el mundo de otro modo. Y ya no es un juguete ni tiene unos mandos complicados para controlarlo, la casa promete que aprender a volar con uno de estos es cuestión de minutos. Ojalá. Lo veremos.

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