Aviones

Manhattan, un jet privado para que el Gran Gatsby se escape con Daisy

Manhattan es un nuevo interiorismo para el exclusivo Lineage 1000E de Embraer, tal vez, el jet privado más glamouroso del mundo.

Era un tipo elegante y romántico a más no poder, era atrevido y también un poco inconsciente, era enigmático y seductor, tanto como para seducir a Daisy aunque no tanto como para que huyera con él... claro que Jay Gatsby no contaba con un jet privado cuyo lujoso y exclusivo interiorismo está basado en la estética de los años 30 como el que hoy os presentamos -el Manhattan- de haber contado con tal jet, tal vez, Scott Fitzgerald hubiera tenido que pensar otro final para El Gran Gatsby. O no porque lo cierto es que Fitzgerald quería escribir una historia que fuese reflejo de la excesiva sociedad americana de los felices años 20, brillante por fuera, tétrica, falsa y delictiva por dentro, tanto que al llegar a 1929 hizo crack.

El caso es que, sin su jet Manhattan, Gatsby reconquistó a Daisy pero sólo un poco, lo justo para una novela, cierto que para un de las mejores que se han escrito jamás en lengua inglesa, pero una novela. Si el final del Gran Gatsby hubiera sido diferente, si no hubiese llegado a su particular crack, muy probablemente se hubiera comprado un Lineage 1000E de Embraer con el interiorismo Manhattan, no en vano el vivía en una mansión de Long Island, a poco más de una hora de Manhattan.

Jay hubiera cedido el paso a Daisy a la entrada del Manhattan, su jet, y la hubiera compañado a su soberbio asiento pero sólo le hubiera permitido disfrutarlo el tiempo del despegue; después la habría invitado a la barra del Cloud Club, uno de los lujosos espacios interiores de este jet cuya decoración se inspira en el edificio Chrisler de Nueva York; a continuación, cóctel en mano, se hubieran acomodado en el diván que deja a su espalda un grabado del skyline de la ciudad más cosmopolita del mundo como el que deslumbra en el Empire State; más tarde hubieran cenado juntos en The Crystal Room y sólo cuando se acercase la hora del aterrizaje en destino hubiera vuelto a sus respectivos asientos.

Paneles de madera de caoba, ribetes de latón, remates dorados, piel en los asientos y divanes, detalles blancos y también regio tono azul, el Manhattan es un interiorismo que evoca el lujo y la sofisticación de los años 30, la vida de la ciudad de Nueva York tras su crack del 29, la que pudo ser y no fue para Gatsby...