En concreto, de Londres a Nueva York, 3 horas y 24 minutos. No es un suspiro, pero se le acerca. Es el tiempo que tardará el avión que se está gestando en Boom Technology, una startup norteamericana con sede en Denver y del que Virgin Atlantic, la aerolínea propiedad del millonario británico Richard Branson tiene opciones ya sobre una decena de aparatos. Pero la colaboración de Branson no se queda ahí: Virgin Galactic, la empresa dedicada al desarrollo de la nave espacial comercial planeada por el magnate, se dedicará a prestar su apoyo en la fabricación y diseño de la aeronave, así como en las pruebas de vuelo y operacionales.
Boom Technology ha sido creada por Blake Scholl, piloto privado además de experto en tecnología que ha trabajado en Amazon y Kima Labs, empresa que también creó para luego venderla a Groupon. A Scholl le acompañan Josh Krall y Joe Wilding, experto en software e ingeniero aeronaútico respectivamente, dirigiendo a todo un equipo de profesionales de primera línea. Todos con el objetivo de conseguir el renacimiento de los vuelos supersónicos comerciales, que murieron cuando British Airways y Air France dejaron morir al Concorde. Dos décadas después, Boom Technology cree que pueden ser rentables gracias a la evolución tecnológica y a la existencia de un mercado interesado en acortar el tiempo de viaje. Eso sí, al contrario que el avión franco británico, el Boom tendrá sólo entre 40 y 50 plazas. Aunque creen que los vuelos supersónicos terminarán por estar disponibles para la mayoría de rutas, en un principio piensan en Londres-Nueva York, San Francisco-Tokio y Los Ángeles-Sydney para el comienzo de sus operaciones.
El primer paso firme para conseguir que el proyecto llegue a buen... aeropuerto se ha dado este noviembre con las primeras horas de vuelo del prototipo XB-1, capaz de volar a dos veces la velocidad del sonido. Para todo lo demás, habrá que ir reservando billete en el 2023.
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