Johnny Depp es un hombre de fantasía, lo es desde que puso rostros, que no manos, a Eduardo Manostijeras, desde que se convirtió en el sombrerero loco de Alicia en el País de las Maravillas, desde que fue Charlie en su fábrica de chocolate e incluso desde el rostro del nuevo malo de J. K. Rowling, Grindelwald; y esos son sólo algunas de las interpretaciones más recordadas de Johnny Depp, algunas de las más fantásticas aunque quizá no de las más salvajes, para eso tal vez convenga recordar a los piratas del Caribe...
Camaleónico donde los haya, intenso y creativo, con ese punto de locura que hace posible lo imposible, Johnny Depp repite como rostro e imagen de Sauvage eau de parfum, la esencia revisada y actualizada por François Demachy.
Dice Demachy que esta fragancia huele como el desierto al caer el sol y por eso se fue con Johnny Deep al desierto de California y allí el actor demostró que, además de todo lo que le hemos visto hacer en su extensa filmografía, él también baila con lobos; las imágenes no pueden ser más evocadoras de la fragancia que presentan: transmiten intensidad, virilidad, independencia, valor, magia... pero ¿a qué huele en realidad el nuevo Sauvage eau de parfum?
Huele a pimienta de Sichuán y a bayas rosas, a anís estrellado y a nuez moscada de Indonesia y a vainilla de Papúa; es, sin duda, una fragancia intensa y más ahumada que amaderada, muy viril, fuerte, especiada y alejada de la alegría y la frescura (a veces inconsistente) de los aromas más florales o cítricos.
Lo cierto es que Sauvage eau de parfum es una fragancia que no deja indiferente a nadie, ni a quienes la usan (o podrían usarla) ni a quienes la perciben, parece hecha a la medida de los hombres a los que les gusta llamar la atención... discretamente.
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