Prada es Candy y es floral, de aspecto dulce y romántico en su rosa suave... pero hasta ahí, porque Prada es, esencialmente, Prada.
Y por eso su Candy Florale no evoca margaritas, rosas ni tulipanes, tampoco jazmín, ni flor de azahar. La flor de Prada es una ilusión, un invento tan vanguardista como lo es la propia firma que le da nombre. Es quizá un sueño de una noche de verano que ve la luz y aromatiza ambientes y mujeres en esta primavera.
Mujeres como la bellísima Léa Seydoux que luce seductora frente a Steven Meisel, responsable del film, y con Pierre Henry como compañero musical en el tema que da notas al video, Psyche Rock.
Candy Florale condensa el aroma de una flor de ensueño y fantasía creada a la medida de la primavera: es ligera y chispeante para despertar el interés y la sonrisa, tiene notas empolvadas que le dan cuerpo y la hacen irresistiblemente sensual y atractiva; y se evapora en un tono meloso y cálido que acaba por rendir cualquier intención ajena a la conquista ya vencida.
Nos encanta Candy Florale como nos encantó Candy y nos encanta Prada, por su originalidad y atrevimiento, por la la diversión que regala a la elegancia italiana más clásica e incontestable, porque Prada tiende a perder la discreción sin perder nunca la elegancia, el buen gusto ni el mejor vestir y ese es un equilibrio mágico del que muy pocas firmas pueden alardear.
Y es que hay algo en Prada que es único... y huele a Candy Florale.
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