El palacio que su familia posee en Florencia fue el marco excepcional en el que nació su firma de perfumes. Él, Lorenzo Villoresi, no solo le dio su nombre, sino también la dotó de vida, de la que nace de su pasión por la alta perfumería, por crear fragancias que sublimen el lujo de lo exclusivo, de lo único. Cristal, alabastro de Volterra, mármol travertino, madera de olivo, cuero florentino... al igual que los Medici en su momento, él usa lo mejor del norte de Italia para unas alquimias que no dejan a nadie indiferente.
Confiesa que le gusta el mundo de la perfumería porque este no tiene límites. "En la creación de una esencia no hay barreras. Es capaz de recordarte un lugar, hacerte volar a un espacio imaginario o inventar nuevas dimensiones sensitivas. Mis fragancias evocan sentimientos y emociones relacionados con un atmósfera concreta. 'Yerbamate', por ejemplo, trata de transportarnos a un campo infinito de hierba, mientras que 'Teint de Neige', por su parte, a la elegancia de la Belle Epoque parisina", explica.
No está interesado en modas ni en tendencias, ya que cree que coartan su espíritu creativo. "Desde la libertad es como me gusta trabajar, siendo un perfumista honesto con sus sentimientos y gustos. No puedo ceñir mi creatividad a un código o al márketing". Es por ello que, lejos de hacer lo que presentan los demás, él prefiere trabajar constantemente en nuevos ingredientes, nuevos métodos, aunque impliquen riesgos o caer en un camino sin salida.
"El objetivo es crear fragancias que no se ciñan a un tiempo concreto. Usamos ingredientes que se han utilizado durante milenios, por lo que no tiene sentido seleccionarlos sin la intención de que sean atemporales". Entre esos elementos se encuentran algunos 100% florentinos, como la fragancia de Iris, la magnolia o el olivo. "La exposición a la belleza, la armonía y la proporcionalidad de los paisajes de Florencia y su arquitectura del Renacimiento inspiran mi búsqueda de esas tres cualidades en mis aromas".
Villoresi es un enamorado del silencio cuando necesita crear, pero también, una vez ha pasado ese momento de paréntesis, le gusta oír música, tocar la guitarra e incluso cantar. Su retiro favorito, en el desierto. "Especialmente por las noches, cuando puede ver las estrellas y ser conscientes de la infinidad del cielo".