Para cualquier mujer, toda noche especial comienza con el ritual de la preparación. Es el momento de olvidar el ajetreo diario, el trabajo, los niños o la casa y centrarnos en nosotras. Es ese ratito que nos dedicamos estando a solas, en el que nos ponemos en situación y vamos desperezando los sentidos que habitualmente despachamos a toda velocidad. Para ello, no hay mejor manera que bajar las luces, poner música suave y sumergirse en un largo y voluptuoso baño, sentir la cálida caricia del agua en la piel y dejarnos hipnotizar por un aire ligeramente perfumado. Comienza la hora de las delicias.
Viktor & Rolf nos ayudan añadiendo una nueva tentación a su gama Bomblicious: perlas de baño iridiscentes que liberan en el agua la fragancia Flowerbomb. Un tesoro de sensualidad acurrucado en un cofre de alta costura: un tarro de vidrio tallado con un tapón rosa metalizado y rematado por el sello de la casa.
Al tiempo que nuestro cuerpo se relaja y vamos tomando conciencia de cada centímetro cuadrado de nuestra piel, vamos respirando el equilibrio entre los diferentes matices: notas de salida frescas gracias al acorde de té y bergamota, notas de corazón florales – jazmín sambac, orquídea catleya, rosa centifolia – y la nota de fondo aterciopelada del pachulí que llevaremos sutilmente con nosotras durante unas horas.
Un líquido encantamiento. Una delicia. Una húmeda caricia que deja la piel envuelta en un velo perfumado y nos prepara para lo que vendrá después.