Cuenta la leyenda que al principio de todo solo existían las rosas blancas. Y como la nieve fueron hasta el día en que un travieso Cupido derramó vino sobre ellas tiñéndolas de rojo; otros dicen que fue Adonis el causante, aunque no sé yo si la “culpable” de la mágica transformación fue la reina de corazones..., sí, sí, la reina-carta de Alicia en el País de las Maravillas. La verdad es que blanca, roja o amarilla la rosa simboliza la pasión, la belleza y el amor y su fragancia es una de las más deliciosas y preciadas del jardín.
Por ello, en La maison Diptyque -universo floral del parisino Boulevard St. Germain- celebran el lanzamiento de una nueva línea de perfumes, Les Florales, con una oda a la rosa. Una balada olfativa que se saborea de la mañana a la noche gracias a una fragancia que evoluciona con el paso de las horas fundiéndose con la persona que la lleva. Al principio, notas ácidas y frescas de bergamota, grosella y lichi dotan a esta rosa cubierta de rocío matinal de un frescor vivo, afrutado, casi picante. Notas sublimes que van tornándose en aromas sensuales y dulces al crepúsculo. Encontramos Eau Rose en V.O. de 100 ml. o en versión roll-on de 20 ml.
Los estuches, en perfecta armonía con la majestuosidad de la flor, han sido diseñados con mimo, siguiendo la más pura tradición. Una línea de embalajes sobrios e inéditos en la que se unen los dos iconos originales de Diptyque: diseño con tinta negra y telas de decoración, esta vez inspiradas en un antiguo kimono japonés con la rosa como estrella y el motivo Paladín –uno de los primeros tejidos de la casa- como telón de fondo.
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