Roma. Paredes patinadas de ocre, una pareja traviesa y sensual tontea con la cámara, juega a escaparse, a reir, a amarse.
Así empieza Kenzo a presentarnos sus nuevas fragancias, dos, una para ella y otra para él, así como se cuentan las cosas, despertando la imaginación y el interés, los recuerdos, el deseo de saber y conocer, de sentir un nuevo aroma... Audrey de vacaciones, en Roma.
Un instante tumultuoso y alegre, chispeante y sensual, realista y poético, sexy e ingenuo.
Ese momento de magia, de verte en otros ojos y sentirte lejos del suelo que pisas y el ser que habitas... porque el aroma evoca y transporta, mueve y cambia, traslada... Hepburn y Peck, en la escalinata de la Piazza di Spagna.
Una variación en dos tiempos, para él, para ella, una alegre danza en un tempo allegro.
Y suena la música, la tuya, la que te envuelve y te inspira, la que te acompaña en los momentos de evasión y placer... El fin de la seducción, la conquista y aquella mirada de Audrey a Gregory, final.
El agua inspira un juego de seducción, cómplice, espontáneo. Una nueva interpretación surge: l'eau 2 Kenzo.
Y entonces descubrimos el agua, la frangancia, el aroma... el de ella y el de él.
Él jenjibre, pomelo y naranja amarga con corazón de lavanda y enebro, de fondo bosque y madera, vetivert, cedro y picea. Una fragancia fresca seductora... que busca rendirla a ella.
Ella néctar de pera y pulpa de limón con corazón de rosa, flor de loto y freesía, de fondo cedro y almizcle blanco. Agua chispeante y delicada en una frangancia sensual que pretende conquistarlo a él.
Y al final la rendición a los aromas, su evocaciones y recuerdos, su existencia envolvente, emocionante, seductora...
Sonia Constant y Givaudan para ella en cristal azul y rosa, y Daphné Bugey y Firmenich para él en cristal naranja y azul, crean dos fragancias frescas, nuevas, con base de agua y corazón de flores, muy de Kenzo, muy de primavera y de verano, muy de ahora, muy de ya.