Perfumes

34 boulevard Saint Germain y los orígenes de Diptyque

Historias del pasado que hablan de la nueva colección de Diptyque.

Siempre he pensado que si existiese algún lugar en el mundo en el que la inspiración se encaprichase para vivir, sería, sin duda alguna, Francia. Un destino que parece compartir Desmond Know-Leet, Christiane Gautrot e Yves Coueslant, creadores de Diptyque. Los mismos que hoy han supuesto echar un vistazo a sus orígenes y volver a enamorarse de aquel lugar donde todo comenzó… el número 34 del boulevard de Saint Germain.

Han pasado 50 años desde que la pasión creativa y artística hiciesen de Diptyque todo un referente para los soñadores idealistas, los mismos para los que hoy día se crea una colección emblemática que sumerge al olfato en una aventura descabellada  y curiosa en la que, a través del espionaje de secretos e intimidades, se ha conseguido recuperar el aroma fundador para llenar con él perfumes, velas y fragancias para el hogar. Ese olor que, años atrás, fue fruto de encuentros e intercambios con personalidades, artistas o artesanos, entre ellos cristaleros, que, en pleno siglo XXI, han creado una colección única cargada de recuerdos: frascos convertidos en tesoros, velas inspiradas en bolsitas con combinaciones de especias y rosas con una receta celosamente guardada, cilindros de cerámica procedentes de Portugal, donde se practica una técnica únicamente conocida por los obreros…

Una propuesta que convierte el perfume sólido o en formato agua de perfume de las Essences Insensées en pura frescura ligeramente especiada a base de pimienta rosa, violeta, heliotropo o cera de abeja; y un Redouté en forma de vela con una fragancia que hace honor a la canela, el clavo, la naranja o el cedro en pura tentación… Todo ello reflejado a través de un lugar único, alejado, en el que el espíritu viajero y refinado hace de la materia y la técnica un auténtico amor francés…