Mariacarla Boscono luce etérea e intangible, arrebatadoramente bella y empolvada para Givenchy. Y esto no es más que el principio, unas imágenes sueltas de una campaña que está por llegar y de la que ya sólo el anticipo nos atrapa y despierta la intención de empolvarnos como la Boscono.
Daniel Jackson es quien mira a Mariacarla a través de su objetivo, quien observa su rostro limpio y luminoso que brilla con luz propia una vez el pelo es retirado de su frente en un discreto recogido. Ella cierra los ojos como si se dejara arrastrar por la evocación que protagoniza y, como si fuese niebla, el verdadero objeto del anuncio -la gama de nuevos polvos Givenchy poudre première- la envuelve y difumina convirtiéndola en una suerte de bello fantasma, en una alegoría de si misma en tonos tierra con tintes rosados.
Llegará el anuncio y la campaña, llegará el verano y llegará Givenchy con nuevos polvos para teñir tu piel de ensueño y de belleza. Y, mientras todo llega, nos quedamos con este delicioso aperitivo que supone la Boscono empolvándose como antaño y más, de cuerpo entero, etérea, intangible, un sueño y un misterio, una mujer única por la que dejarse atrapar.
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