Reconozcámoslo, nos gusta vernos siempre radiantes, luminosas, bellas... y nunca, en modo alguno, sentirnos pintadas como una puerta.
Claro que ese equilibrio entre naturalidad y perfección es complicado de encontrar y a veces imposible de mantener porque he aquí que el stress, los nervios, los miedos, el poco sueño y los muchos sueños... toda emoción se refleja en nuestra piel, y eso sin hablar de la huella del sol en forma de mancha o del frío enrojecido, del poco agua o el mucho chocolate... los años ¡ni mentarlos!
En nuestro afán por borrar las huellas de la vida y el poco cuidado de la piel de nuestro rostro, buscamos elevar el tono, compactar la cobertura, esconderlo todo tras el maquillaje... es el más común de los errores, sin duda, porque junto a la mancha, la arruga y la ojera escondemos la luz y el brillo de nuestra piel. Aquí está Yves Saint Laurent para poner solución a tamaño despropósito.
El glamour y encanto parisino contenido en cada envase de Le Teint Touche Éclat se adueña de nuestra piel fundiéndose con ella con suavidad y discreción, ensombreciendo lo que haya que ensombrecer y permitiendo que el brillo y la luz de nuestra piel, luzca a todo color en un innovador fondo de maquillaje cuya inspiración e idea nace del icónico lápiz-pincel Touche Éclat.
La magia de este fondo de maquillaje habita en su composición que evita los polvos opacos, responsables en gran medida del desagradable efecto máscara, y los nácares, sustituyendo los primeros por un gel fluído que se funde con nuestra piel y los segundos por mágicos pigmentos dorados.
Disponible en tres gamas de color, para que podamos elegir la luz y el color según el día, la noche o el ánimo: beige rosado o el tono del buen aspecto que eleva suavemente la sangre a nuestras mejillas; beige o la naturalidad, una gama que busca fundirse con nuestra piel perfeccionándola sin modificar en nada su tono y color; y beige dorado para realzar o incluso inventar un bronceado...
¡Qué facil resultará ahora recuperar nuestra expresividad natural! nuestro tono y color, nuestra luz... sin dejar de esconder por ello lo que hay que esconder...
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