Desde que en 1984 la firma Guerlain registrara la marca Terracotta, la gama se ha convertido en un accesorio imprescindible para los meses de calor. Nos hace tanta falta como las gafas, el bañador o las chanclas. Y, como sabemos que el invierno es largo y frío, las incondicionales aprovechamos ahora para abastecernos de tanta cantidad de producto como sea necesaria para seguir usándolo mucho tiempo después de que se ponga el sol (o sea, de que se acabe el verano...).
¿Y qué es Terracotta? Pues es una edición de maquillajes que fingen una piel bronceada. Sus tonos, logradísimos, proporcionan el tono exacto: ese que hace a quien nos ve exclamar: "¡Uy!, qué buena cara tienes". Así que sirve para ya, antes de empezar a tomar el sol; sirve para más adelante, cuando empieces a frecuentar playa, río o piscina; y sirve para después, cuando llega el otoño y queremos conservar la ilusión de que seguimos luciendo un bonito bronceado. Lo mejor es que resulta muy natural, nada artificioso ni recargado. Es como un toque de luz, un rubor saludable.
Este maquillaje de culto se llama este año Sun in the City. Se compone de las polveras Terracotta Light (46 euros), los coloretes Terracotta Blush (39 euros), la brocha retráctil Terracotta Brush (36 euros) y los Terracotta Sun (39 euros), hidratantes con factor de protección lanzada en edición limitada. Pero nuestra favorita es la polvera gigante Terracotta Sun in the City (62 euros), también de edición limitada, que sirve para empolvar a placer rostro y escote.
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