Corrían los años ochenta y en las frías tardes de domingo nos poníamos en el pelo unas gotitas de aceite de oliva y nos envolvíamos la cabeza con una toalla, mientras llorábamos la suerte de Anna Karenina. Después llegó el aceite de almendras dulces, el de jojoba, el de coco, el de argán, y hay quien incluso utilizaba aguacate, extracto de uva y manteca de karité. El objetivo, una melena sedosa, brillante y espectacular. Mientras nosotras andábamos enredando con Tolstoi, las mujeres de la tribu quechua-shuar rastreaban la selva amazónica buscando nuez de Rahua para hacer exactamente lo mismo.
En 1990, el famosos estilista Fabian Llinguin descubrió esta nuez y observó sus propiedades reparadoras: el pelo recobraba su firmeza, elasticidad, y quedaba suelto y brillante gracias a que las moléculas de aceite Rahua penetraban profundamente en la estructura del cabello, reparando la corteza y suavizando su cutícula. Celébrities como Gwyneth Paltrow, Megan Fox, Jennifer Lopez y Johnny Depp son incondicionales.
Además es importante destacar que los productos Rahua se formulan exclusivamente con ingredientes botánicos y muchas tribus se benefician de la explotación controlada gracias a un programa de comercio justo.