Empezar a pensar en la futura habitación de Teresa, fue como enfrentarnos a una página en blanco, planteándonos casi las mismas preguntas: ¿por dónde empezamos? ¿cómo hacemos para que sea original? ¿cuántos elementos vamos a incorporar? ¿cuál será el tono predominante? Y como en el texto, también tratamos de buscar algún hueco, algún espacio, que resultase especial, empático, con algo de magia.
Y así comenzamos la travesía de búsqueda y documentación. Visitamos decenas de páginas, vimos infinidad de fotografías y recorrimos muchos decorados que comenzaron a dibujar los esquemas del que sería su espacio, su área de juegos y de aprendizaje, su territorio de creatividad, su lugar de descanso, su rincón de lectura...
El cometido es algo serio y al mismo tiempo algo divertido. Los elementos empiezan a tomar forma y a adquirir colores: cuna, mini cuna, cómoda, cambiador, un estante, una alfombra y un maravilloso puff blanco lleno de cojines bajo una ventana. Un cuadro en el que conviven el beige, el rosa empolvado, el gris y el marrón chocolate by Delia Rubio, un jardín secreto del color de las buganvillas y un conejo de ganchillo de grandes orejas by Clara Montagut. Todo dentro de una combinación de blancos y beiges, topos y rayas, con mucha, mucha luz. Y como titular un You’re superloved que le recuerde lo especial que fue desde el principio.
En consecuencia cada cosa en un lugar y un lugar para cada cosa, con la pretensión de hacer valer el término del que proviene > habitare, y así recrear para ella un sitio en el que habitar, en el que estar, donde vivir… un espacio único, que nosotros quisimos completar con objetos bellos y especiales.
Y ahora cuando la miramos y la vemos ahí, dándole sentido a cada elección, disfrutando poco a poco y día a día de todos los detalles, de cada textura, y de la calidez de los colores, sabemos que lejos de fengshuimos extremos, su habitación está llena de armonía y ella es su equilibrio.