theMamas & thePapas

Te cambio el “no” por un “deja de”

La importancia de saber decir es fundamental para una buena educación.

Esta semana quería hablarles de muchísimas cosas. Se me amontonaban los temas. Porque en estos últimos siete días hemos vuelto a experimentar un vuelo transoceánico, Teresa ha avanzado mucho en eso de entretenerse solita, y por recomendación de mi amiga Pau, nos hemos puesto a la tarea del uso del orinal, que de momento es más un juego que otra cosa.

Como verán, había temas de los que hablar, pero en estos dos últimos días ando bastante preocupada con la actitud de Teresa. Ha estado con una leve faringitis, derivada de la bajada de defensas que le ha producido la aparición de tres piezas dentales. Hasta aquí bien, vamos normal, lo propio de la edad. Pero como han sido tres días de estar todo el tiempo juntas, cuidándola, bajándole la fiebre y vigilando su hidratación, pues creo que de ahí ha surgido un exceso de dependencia.

¿Por qué? Por su forma de comportarse, por su llanto incesante, por cómo reclama mi atención constantemente, y por la cantidad de sobresaltos nocturnos que tiene.

Y lo he estado analizando, porque no quiero confundir su malestar por la aparición de los nuevos molares, con eso que creo que es un exceso de apego. Y no es que me moleste per se, lo que siento es que esta actitud, a la larga le genere problemas para conseguir su propia independencia.

Lo curioso es que cuando está entretenida con algo, o yo no estoy en su campo de visión, está tranquila, pero si me ve, sólo quiere estar conmigo y eso lo expresa con llanto.

Estoy leyendo mucho, preguntando mucho, y aunque imagino que como con todo, cada caso es un mundo, trataré de ser cercana, explicarle, darle alternativas a su llanto, y tener presente que la asimilación de normas, es un proceso que en principio un niño no registra en su totalidad hasta los cuatro años.

La costumbre que en estos casos apunta al exceso de órdenes, y al uso del “no” en casi todas las frases, la estoy sustituyendo por indicaciones claras y coherentes, que ella pueda entender, aliándome con el “deja de hacer…” y dando un poquito de lado al “no hagas…”

En unas semanas espero ver resultados. Hasta entonces, paciencia y cariño creo que serán mis mejores aliadas.