El ruiseñor es migratorio, insectívoro y se le reconoce y admira por la belleza de su canto de silbido crescendo fuerte. Así que su adjetivo presupone buena voz, aunque también una gran capacidad de habla. Y en esas estamos, porque Teresa tiene ésta entre muchas de sus virtudes.
Y digo virtudes, sí, porque según asegura Luis Rojas Marcos, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Nueva York, si las mujeres españolas figuramos entre las más longevas del mundo, es justo por eso, por nuestra capacidad de hablar.
En su discurso explica que hablar es sano, sanísimo, porque alimenta las relaciones personales y afectivas, y esto según Rojas Marcos desarrolla esa capacidad que nos ayuda a afrontar los malos momentos.
Así que virtud de virtudes ésta que Teresa maneja con mucha destreza. Porque le gusta hablar, contar cosas, explicarse, y no es algo que sólo haga con nosotros, lo hace en la guardería, en el supermercado, en la cafetería, y según toque desarrolla tema, que para ella no hay materia que se resista.
Y que sea así de extrovertida me encanta, primero porque entiendo que para esos trajines de la vida que nos llevan de un lado a otro, es preferible ante la timidez, pero además porque es mucho más entretenido, teniendo en cuenta que quien os escribe tenía este sobrenombre antes que ella, y claro podemos pasar tardes enteras de charlas y explicaciones, que a veces rozan el delirio cuando buscar es encontrar, lúcito es círculo, oyo es oigo, y así....
Buscamos temas, comentamos cuentos y cantamos, por supuesto cantamos, que además a ella esto se le da también bastante bien. Así que nos preparamos para una buena salud y para seguir disfrutando de nuestra pequeña pajarito ruiseñor.