Y es que pasan los meses y un suspiro se queda largo para expresar lo rápido que está yendo todo. De camino al séptimo y esta semana estamos embarcados en la aventura de pasarla a su cuarto a dormir… SOLA.
En fin que no sé por dónde empezar a contar. Nosotros somos muy de hacer lo que nos diga la pediatra. De hecho Teresa desde los dos meses dormía del tirón, y si hubiera sido por nosotros ya llevaría casi cinco durmiendo en su habitación. Pero el fantasma de la muerte súbita del lactante y demás historias, nos echaron para atrás.
Y es ahora tras cumplir los seis y de camino a los siete, cuando Lucía, su pediatra, nos ha dado carta blanca para hacer el cambio, así que ahí estamos, un poco desorientados, la verdad.
Seguro que más de uno habrá oído hablar del libro Duérmete niño. Para muchos demasiado duro, para otros la biblia. Con pautas algo drásticas y con mucha firmeza en las acciones. Y para muestra un botón. Porque ahora mientras escribo, Teresa llora desconsoladamente, y como es el primer llanto, pues aquí estoy haciéndome la dura y dándole tiempo a ver si para o si por el contrario me toca ir a calmarla. Es cruel, la verdad. Dejarla llorar así, sola, derramando lágrimas sobre la almohada.
Y entre esto y haber decido tener una persona externa para que nos ayude con Teresa, o lo que es lo mismo, pasar menos tiempo con ella, para empezar a tener más tiempo para nosotros y para nuestro trabajo; pues que está siendo una semana de sensaciones complicadas.
No obstante tanto Jorge como yo, presentimos que vamos por el buen camino, que la evolución es así, pero hay momentos en los que sólo querríamos estar con ella y que se parara el mundo. Disfrutar de sus muecas y de sus movimientos robóticos y no parar de reír. Pero ella crece, y con ella nosotros también vamos creciendo, en experiencias, responsabilidades y madurez.
+
*Los libros de OCEANO travesía se están convirtiendo en un must have para nosotros. El que ilustra la entrada está escrito en verso y es una historia preciosa para contarle antes de dormir.